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La miopía es un problema ocular que provoca que la visión de los objetos más lejanos sea borrosa. Es muy común que comience como miopía infantil, en la infancia, y que vaya creciendo poco a poco hasta que los niños dejan de crecer.
Los problemas en los ojos que causan la miopía infantil tienen que ver con el lugar donde se enfoca la luz en el ojo. En una situación normal, la luz que capta el ojo se enfoca en la retina y esto hace que la visión de lejos sea nítida. En cambio, si el ojo crece en exceso, la luz se enfoca en la parte de delante de la retina, lo que provoca que la vista de lejos sea más borrosa y los niños no puedan enfocar bien los objetos situados a más distancia.Diversos estudios demuestran que hay, fundamentalmente, dos tipos de factores de riesgo para el desarrollo de la miopía en los niños:
- Factores genéticos: el riesgo de padecer miopía aumenta en los niños cuyos padres también la sufren. Así, si ambos padres son miopes, existe un 50% de probabilidad de que el niño desarrolle también miopía. En cambio, si solo es miope uno de los progenitores o ninguno, las probabilidades descienden al 33% y al 25% respectivamente.
- Factores ambientales: hoy en día, el estilo de vida de los niños hace más probable que la miopía aparezca, en comparación a los hábitos de vida de años atrás. En concreto, se han detectado como causas ambientales el menor tiempo que pasan los más pequeños al aire libre, el mayor tiempo dedicado a los dispositivos electrónicos y las malas condiciones lumínicas en el interior.
Además de los inconvenientes obvios de no ver bien a distancia, la miopía infantil puede provocar que el ojo sea más vulnerable a otro tipo de enfermedades oculares en la edad adulta. Por esta razón, resulta fundamental detectar y tratar cuanto antes la miopía infantil para minimizar sus consecuencias.
¿Cómo saber si tu hijo padece miopía infantil?
Hay varios signos que pueden servirte para identificar la existencia de miopía en tu hijo. Estos son los más evidentes:
- Ve borroso de lejos: el niño tiene dificultades para ver los objetos que se sitúan más lejos de su campo de visión. Si tú o alguien de su entorno ve que se esfuerza más de lo normal en ver lo que pone en la pizarra o en las señales de tráfico, por ejemplo, es muy posible que tenga miopía.
- Entrecierra mucho los ojos: si notas que tu pequeño frunce el ceño o abre y cierra los ojos a menudo, no pienses que es un tic. Muy probablemente, estará esforzándose sin éxito por enfocar los objetos más lejanos, lo que indica que tiene miopía.
- Se sienta siempre cerca de la televisión: precisamente el hecho de no ver bien de lejos es lo que le puede llevar a sentarse o situarse siempre demasiado cerca de la televisión. Fíjate también si se acerca mucho a los libros o a la pantalla del móvil o del ordenador, si ya los utiliza.
- Su rendimiento en el colegio empeora: es común que los niños con miopía comiencen en algún momento a tener problemas en la escuela, lo que puede llegar a notarse en los resultados académicos.
- Tiene ojos cansados y dolor de cabeza frecuente: como los niños con miopía tienen que forzar más la vista para realizar las mismas actividades, es lógico que terminen la jornada con fatiga ocular y también con dolor de cabeza.
Sin embargo, es posible que en algunos casos los niños tengan miopía y no presenten ninguno de estos signos. Un motivo puede ser que la miopía sea aún muy leve, pero es igualmente importante que el niño se someta cuanto antes a un examen de la visión para tratar de frenar su progresión.
¿Cómo actuar cuando tu hijo tiene problemas en los ojos?
Como ya hemos adelantado, si la miopía infantil pasa desapercibida y no se trata, puede provocar que el niño tenga que hacer frente en el futuro a diversas consecuencias:
- Una mayor progresión de la miopía: si no se frena a tiempo, es muy habitual que los niños experimenten un crecimiento en su miopía hasta que dejen de desarrollarse.
- Más riesgo de padecer enfermedades oculares: los desprendimientos de retina, el glaucoma, las cataratas o la degeneración macular son algunos ejemplos de enfermedades que son más frecuentes en las personas con más dioptrías.
- Dificultad para llevar a cabo las tareas diarias: si no se corrige, tener miopía puede ocasionar que sea mucho más difícil realizar todo tipo de actividades, como practicar deportes o conducir.
- Problemas sociales y emocionales: al ser un problema no resuelto, los niños con miopía no tratada tienden a experimentar una baja autoestima y suelen aislarse de los demás.
Como se puede comprobar, hay muchas razones para intentar identificar de forma temprana la miopía en los niños y evitarles así los muchos problemas asociados en la infancia y también en la edad adulta.
Si sospechas que tu hijo puede tener miopía u observas alguno de los signos que antes hemos comentado que se repiten en los niños miopes, no lo dudes y programa una cita con un profesional de la visión. Él le realizará los exámenes oportunos y, si efectivamente tiene miopía, corregirá su visión de la forma más recomendable y adaptada a su edad y estilo de vida. De manera general, las opciones para corregir la miopía que existen actualmente son tres:
- Uso de gafas: las gafas ayudan a corregir la falta de visión del niño, y son la mejor solución para los niños que no toleran bien las lentillas.
- Uso de lentes de contacto: tienen la misma función que las gafas, con la diferencia de que ofrecen una mayor libertad a los niños a la hora de, por ejemplo, practicar deporte.
- Lentillas MiSight® 1 day: son unas lentes de contacto que, además de corregir la miopía, se han diseñado específicamente para frenar su progresión en la infancia.
En cualquier caso, y sin importar la solución que finalmente elijas para tu hijo, lo importante es que no dejes pasar demasiado tiempo sin acudir a un especialista si sospechas que está desarrollando miopía infantil.
