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El cuidado de los ojos en verano es tan o más importante que durante el resto del año. Los más pequeños pasan más tiempo al aire libre y tienen menos horarios fijos, por eso es recomendable instaurar una serie de pautas y rutinas para cuidar la vista y prevenir así un buen número de problemas y enfermedades oculares, además de la cada vez más frecuente miopía infantil. Recuerda que su salud visual del futuro depende de cómo cuide sus ojos en el presente.
¿Por qué es importante proteger la vista de tu hijo en verano?
Tomar el sol con precaución es beneficioso para la salud. Además de producir más vitamina D en nuestro organismo, varios estudios han demostrado su eficacia para combatir los síntomas de enfermedades como la psoriasis. Sin embargo, si no se toman las precauciones necesarias (mucho más estrictas en la infancia), las consecuencias pueden ser nefastas.
Para empezar, los niños menores de 6 meses no deben exponerse directamente a la luz solar. Siempre han de estar a la sombra y, cuando la exposición sea inevitable, habrá que cubrirles la cabeza y el cuerpo con suficiente ropa y usar protección solar de forma generosa.Cuando son más mayores, evitar la exposición directa al sol de sus ojos sigue siendo crucial. De lo contrario, podrían desarrollar fotofobia, queratitis, irritación de los ojos, conjuntivitis u orzuelos. Asimismo, está demostrada la relación entre la exposición al sol de los ojos y la aparición en la edad adulta de cataratas y degeneración macular.
Claves para el cuidado de sus ojos
No es en absoluto complicado proteger a tus hijos de los efectos nocivos del sol en sus ojos. Sigue estos consejos sobre el cuidado de los ojos y estarás contribuyendo en buena medida a preservar su salud visual:
Uso de gafas de sol homologadas
Aunque no todos las utilizan, las gafas de sol son elementos imprescindibles para los niños en verano. Si están fuera de casa, deberían usarlas desde el amanecer hasta el atardecer, ya que ni siquiera las nubes reducen considerablemente la radiación solar. Ten en cuenta que en los niños el cristalino, el elemento que filtra estas radiaciones, aún no está formado del todo. Y la estructura ocular en general está en crecimiento hasta los 8 años. Para que te hagas una idea, en el ojo de un niño de 10 años entra el 75 % de los rayos ultravioleta, mientras que en el de un adulto de 30 años penetra tan solo el 10 %.Por eso, más que un simple complemento de moda, las gafas de sol son sinónimo de protección ocular para tus hijos. Ahora bien, confía solo en gafas de sol homologadas, que son las únicas que les protegerán de verdad.
Cuidado con el aire acondicionado
Sobre todo, en ciertas zonas de nuestro país, el aire acondicionado es indispensable en verano. Si vives en uno de esos lugares, vigila el tiempo que tus pequeños se exponen a este aire de manera directa, ya que puede provocar sequedad ocular. El motivo es que este tipo de refrigeración reduce la humectación que hay en el ojo y éste es incapaz de producir más para humedecerse. Si no puedes evitar la exposición, recuerda a tu hijo que pestañee con frecuencia y considera el uso de lágrimas artificiales que, como veremos más adelante, pueden ser de mucha ayuda.
Protección frente al cloro
Prácticamente todas las piscinas recurren al cloro para mantenerse limpias y desinfectadas. Si tu pequeño va a meterse en una, intenta que lo haga con gafas de nadar. Así evitarás que sus ojos se irriten, algo que no es frecuente si la piscina está bien tratada pero que sí es posible que ocurra (sobre todo en piscinas públicas).En cuanto al agua del mar, no debes preocuparte por ella si tu hijo no usa lentillas. Si las utiliza, sí tendrías que procurar que se las quitara antes de entrar a nadar, para impedir que contraiga cualquier tipo de infección ocular.
Evitar el contacto de los ojos con la arena
No nos damos cuenta de lo molesta que resulta la arena de la playa hasta que nos entra en los ojos. Como nuestros ojos tienen una superficie húmeda, la arena se puede quedar pegada y resultar muy difícil de sacar. ¿Qué hacer si esto sucede? Lo principal es no dejar que el niño se rasque, ya que esto podría derivar en una abrasión de la córnea. Al contrario, lo que hay que hacer es utilizar agua limpia para aclarar los ojos y evitar posibles daños. Toma buena nota de este consejo, ya que, además, en la arena pueden habitar diferentes tipos de microbios.
Los niños son quienes más interactúan directamente con la arena (les encanta jugar, correr y hacer castillos en la orilla, por ejemplo), por eso hay que tener un especial cuidado con ellos. Especialmente, si utilizan lentillas, que como ya hemos dicho es un riesgo añadido.
Mantener una buena hidratación ocular
Ya hemos mencionado la utilidad de las lágrimas artificiales: siempre con el asesoramiento de un profesional de la visión, sirven para mantener los ojos bien hidratados y reducir la irritación causada por los agentes hasta ahora mencionados.
Igualmente, beber suficiente agua durante el día también ayuda a que los ojos se mantengan correctamente hidratados y a que la sequedad ocular sea menos probable.
Cuidado de los ojos durante todo el año
Finalmente, hay una serie de recomendaciones que damos todo el año y que es posible que en verano tiendan a olvidarse. Hablamos, en primer lugar, de la correcta higiene de manos. Aunque tu hijo pase más tiempo fuera de casa, recuérdale que es fundamental que se lave las manos con frecuencia y, sobre todo, antes de tocarse los ojos.
Por otro lado, descansar la vista si los más pequeños usan mucho las pantallas (del teléfono, de la tele o del ordenador) es igual de importante ahora que en invierno. Recordemos que si no se realizan estos descansos es más que probable que aparezca la fatiga visual.
Finalmente, cumplir con las revisiones periódicas de la vista, aunque sea verano, es también clave para prevenir, detectar y tratar a tiempo distintos problemas oculares.Con estos consejos relacionados con el cuidado de los ojos de los más pequeños en verano, puedes tener la tranquilidad de estar fomentando la buena salud visual de tus hijos.
