Volver al colegio tiene consecuencias sobre la salud y el bienestar de los niños, algunas muy positivas y otras no tanto. Una de ellas, la que aquí nos ocupa, es la fatiga visual. Con la vuelta a la rutina, los más pequeños tienden a experimentar de nuevo la molesta fatiga visual y sus síntomas, de los que vamos a hablar ampliamente. Por eso, en este artículo queremos proporcionarte información y consejos útiles para cuidar y proteger la salud visual de tus hijos en otoño.
Astenopia o fatiga visual ¿aumenta en otoño?
No es extraño que la fatiga visual (técnicamente denominada astenopia) aparezca con más fuerza en otoño. Hay que tener en cuenta que el final de verano trae consigo la vuelta a la rutina y esto significa volver a estar durante más tiempo en espacios cerrados y sin ventilar, usar con más intensidad las pantallas de los dispositivos electrónicos y permanecer menos tiempo al aire libre, privando a los niños de todos los beneficios que esto último les proporciona en relación con su salud visual.
Por estas razones, nos encontramos en el momento perfecto para conocer más sobre la fatiga visual o astenopia y para reducir al máximo sus síntomas en los más jóvenes de la casa.
Cuáles son los síntomas de la fatiga visual en niños y adolescentes
La fatiga visual y sus síntomas se presentan en los niños y adolescentes prácticamente de la misma manera que en los adultos. No obstante, en ellos es mucho más importante tratar de minimizar dichos síntomas para preservar su salud visual y evitar que surjan problemas visuales en la etapa de crecimiento, un momento crucial.
Estos son los síntomas de la fatiga visual más frecuentes en niños y adolescentes. Ten en cuenta que pueden aparecer uno o varios de ellos y cambiar de un día para otro:
- Dificultad para enfocar bien: es posible que tu hijo experimente temporalmente dificultades para enfocar los objetos que tiene más cerca, como los libros o la pantalla. Si esto le ocurre, es muy probable que entrecierre los ojos y frunza el ceño para intentar ver mejor.
- Molestias oculares: entre ellas, sobre todo sufren sensación de sequedad, ardor o dolor en los ojos. Y es habitual que estas molestias alcancen su punto más álgido un rato después de enfocar un objeto cercano durante mucho tiempo (normalmente un libro o la pantalla del ordenador).
- Dolor de cabeza: estas molestias que hemos comentado pueden terminar extendiéndose a la zona de la cabeza, especialmente en la frente o entre los ojos.
- Ojos rojos o irritados: debido a que los músculos oculares están realizando un sobreesfuerzo, es normal que los ojos estén más rojos o irritados.
- Sensibilidad a la luz: este síntoma provoca que la luz, sobre todo la más brillante, les moleste más de lo normal.
- Problemas para mantener la atención: suelen dificultar las tareas que requieren de más agudeza visual, lo que puede ocasionar si la situación se prolonga en el tiempo que los niños experimenten también un menor rendimiento en el colegio.
- Cambios en el comportamiento: debido a la combinación de todos los síntomas antes descritos, algunos niños tienden a volverse irritables.
La mayoría de las veces, estos síntomas aparecen por culpa de un parpadeo insuficiente, debido a que los niños se concentran demasiado y en exclusiva a la tarea que están realizando. Para evitar que se agraven y terminen ocasionando problemas más graves y permanentes, es vital estar atentos a la aparición de cualquiera de estos síntomas y que, en cuanto se detecten, se busque el asesoramiento de un profesional de la visión. Él podrá realizarle un examen visual completo que determinará la causa de los síntomas y permitirá tomar las decisiones más oportunas.
4 consejos para evitar la fatiga ocular provocada por la vuela a la rutina
La fatiga ocular es un problema frecuente en otoño entre los niños y los adolescentes, por eso se requiere tomar medidas efectivas para prevenirla y minimizar sus síntomas. Para ayudarte en este cometido, te damos cuatro consejos que puedes aplicar con tu hijo lo antes posible:
- Explícale y procura que siga la regla del 20-20-20: se trata de una práctica muy recomendable para reducir la fatiga visual y sus síntomas. Consiste en concienciar al niño para que aparte la vista de la pantalla o del libro cada 20 minutos para enfocar la vista en un objeto algo más lejano, que esté como mínimo a 20 pies (unos 6 metros), manteniendo la vista fija en él durante por lo menos 20 segundos. De esta forma, se consigue que se relajen los músculos de los ojos.
- Ajusta la iluminación de su habitación: es fundamental evitar los deslumbramientos y la luz que sea demasiado intensa para que la fatiga ocular no haga acto de presencia. Para ello, lo ideal es configurar el espacio con luz que sea indirecta y ajustable.
- Configura correctamente su entorno de trabajo: esto se aplica especialmente en el caso de que el niño o adolescente utilice una tablet o un ordenador para realizar sus tareas del cole. Si es así, deberías asegurarte de que la pantalla se encuentra siempre a la altura de sus ojos y que la distancia es la apropiada. Es preferible aumentar el tamaño del texto que acercar en exceso la pantalla a los ojos. Que el brillo de la pantalla sea el necesario, y no más, también es importante.
- Revisar periódicamente su graduación: tanto si tu hijo usa gafas o lentillas como si no, es imprescindible que le lleves frecuentemente a revisión, para que un profesional de la visión le examine y le adapte elementos de corrección si es necesario.
Aunque la fatiga ocular puede llegar a ser muy molesta, la buena noticia es que se puede evitar. Además de estos consejos, cuidar el descanso de tu hijo y su alimentación son otras dos acciones que puedes tener presentes para prevenir la fatiga visual y sus síntomas.